Los petrodólares a la conquista del fútbol...

Roman Abramovich, propietario del Chelsea F.C.

Es un movimiento relativamente reciente. Realmente, el primero no fue un árabe sino el magnate ruso Roman Abramovich cuando compró el Chelsea. No es su presidente, únicamente su propietario. El ruso lo compró en 2003 a Ken Bates por 140 millones de libras. De una temporada a otra un club que raramente aparecía en el fútbol europeo, es cada temporada candidato a la Champions y el rey de las últimas temporadas en la liga inglesa. Todo es gracias a la buena estructura creada por Jose Mourinho durante sus 3 años en el club de la capital inglesa.

Sulaiman Al Fahim, propietario del Manchester City

Ahora empiezo con los árabes. Hasta el momento se conocen tres casos, el primero de ellos es el Manchester City. El 1 de septiembre de 2008 Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un grupo inversor de los Emiratos Árabes con Sulaiman Al-Fahim como parte visible del grupo, se hizo con el control del club por un montante cercano a los 250 millones de euros. El verano de 2010 se han gastado 150 millones de € para formar una plantilla que haga sombra a Chelsea o Manchester.

El segundo caso conocido es el del Málaga C.F. El 11 de junio de 2010, el jeque qatarí Abdullah ben Nasser Al Thani, tras semanas de negociación, realizó la compra del club, y se convirtió en el nuevo dueño de la entidad aunque el presidente sigue siendo Fernando Sanz. Ya han hecho varias contrataciones pero la más destacada es la del nuevo entrenador Jesualdo Ferreira que ha cosechado buenos resultados dirigiendo al Oporto las últimas 3 temporadas.

El último caso conocido es el del Puertollano, club de Segunda división B. El jeque Kami Rashidi ha invertido 25 millones en el club de Ciudad Real. Asegura el jeque árabe que subirá al Puertollano a primera en cuatro temporadas.

También muchos buenos jugadores han ido a Qatar o Dubai para acabar sus carreras como Batistuta, Hierro o ahora, Fabio Cannavaro. Es una realidad que los árabes empiezan a dominar el deporte que mueve cada tarde de domingo a millones de personas.

De momento, ningún club grande ha sucumbido a los petrodólares y confío en que a pesar de "invertir" tanto dinero el City siga siendo el City y nosotros sigamos disfrutando del fútbol sin que se convierta en un negocio donde la final de la Champions sea un enfrentamiento entre familias de jeques.